Es triste ver en estos días, como telediarios y reportajes nos muestran los trabajos, abusos y esclavitud a los que son sometidos niños y niñas en muchos países.
Estoy absolutamente de acuerdo en que deben de ser inadmitidos en la sociedad y deben ser castigados todo aquellos que especulen con el trabajo infantil; pero también debemos recordar que hace años atrás y no muchos, en nuestro país, familias enteras, donde se incluían niños pequeños, tenían que salir a trabajar y eran explotados para poder simplemente: SOBREVIVIR.
Tenemos que seguir luchando para que tanto pasado como presente, puedan seguir cerrando muchas heridas. No permitamos que nos olviden ni permitamos que la historia se repita.
Vivimos unos días de mucha controversia, solo podemos pedir justicia y que no se nos venda al precio de olvidar nuestra memoria.
Estos versos del poema de Miguel Henández, "El niño Yuntero", nos describe esta situación infantil del antes y el después:
[…]
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
Trabaja, mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
[…]
